viernes, 8 de julio de 2011

LA FRAGUA MARTIANA: ¡ AY DE LOS ESPÍRITUS SIN TEMPLE!

¡Ay  de los espíritus  sin temple!*
Autor: Isabel Cristina Batista


“Mírame  madre y por tu amor no llores, si esclavo de mi edad y mis doctrinas, tu mártir corazón llené de espinas, piensa que nacen entre espinas, flores”                                                                                  
   José Martí Presidio, 28 de agosto de 1870

                                                                           IMAGEN TOMADA DE    cmbfradio.cu
                                                
                                                                             Texto

Muy cerca de dónde viven mis nietos y los de otros vecinos,  se encuentra la Fragua Martiana, que   muchos desconocen u olvidan,   por la cotidianidad del camino  quizás, o  tal vez, por  nuestra prisa al andar.
 El lugar es un Museo  y  presenta en  su paraje  parte de las canteras  donde el adolescente  José  Julián Martí  Pérez  fue condenado a  trabajos forzados  rompiendo  rocas, por las autoridades españolas,   al  encontrar una carta donde le cuestionaba  a un compañero su desapego a la Independencia de nuestra Isla,  colonia del entonces Imperio español.
El  Museo cumple el 30 de  junio de este año  su sesenta aniversario de  terminada  su construcción- época del presidente Carlos Prío Socarrás-  pero,   pensamos  que  no  está concluido,  porque es un lugar de reflexión intemporal,   para los que hoy tenemos ante  nosotros los retos  de cuya responsabilidad  aunque quisiéramos,   no podemos escapar.
No es solo la melancolía ,   la que nos sobrecoge al meditar en lo que debió sufrir aquel niño  con un grillete  en su pierna, en lo que sufriría su madre, su padre; su familia,   sino  el futuro de los niños actuales  que vemos pasar por el lugar todos los días.
 Si  a José Julián,  niño que allí padeció los rigores de la injusticia,  lo trasladáramos a nuestros días, ¿Qué pensaría de lo que ve en su derredor?, calles  descuidadas, establecimientos   que a duras penas  nos parecen serlo. Casas y  edificios   deteriorados.   Y no pensemos,  porque sería demasiado fácil,  que se debe a las personas que por una u otra causa, viven allí, hay muchos factores y todos los sabemos. Algunos,  pudieran pensar  que debiera n  estar en mejores condiciones  toda esa infraestructura  por estar allí el Museo, pensamos que no, y  no nos referimos a lo  inanimado solamente  porque,  si analizamos  lo viviente,  todo se multiplicaría y en forma exponencial   muchas veces.
¿Merecen esto los nuevos niños?, Todo lo que debe verse en el derredor  del Museo es trabajo;  pero  trabajo limpio, decoroso, pulcro. Humildad, no quiere decir  suciedad, no quiere decir desatención, no quiere decir  abandono.
¿Qué es lo que ven estos niños que por allí viven?, lo que les comentamos, y esa no es la ciudad que merecen nuestros héroes, ni nuestra gente  que lucha y trabaja el día a día, ni los niños que ven los gaticos dentro de la Fragua y saltando todo obstáculo tratamos de hacer la vida bella y aprovechamos para hablarles  de aquel niño, José Martí, de su vida, del lugar.
Entonces, hacemos  un llamado a la atención.   Todo lo que  tenemos  es  que tener,  como   José Martí: ¡un espíritu con temple!

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 NOTAS:
*La Fragua Martiana-, hace referencia a las palabras pronunciadas por Martí en un trabajo sobre Guatemala: “Una escuela es una fragua de espíritus: ¡ay de los pueblos sin escuelas! ¡ay de los espíritus sin temple!”


La Fragua Martiana, situada en la intersección de las calles Hospital y Vapor en el Municipio de Centro Habana, en cuyo sitio se encontraban las horrendas Canteras de San Lázaro, donde el régimen colonial enviaba a todos aquellos cubanos acusados de infidencia, es el sitio donde José Julián Martí  y Pérez fue testigo presencial de toda la crueldad de un  régimen colonial que le viste con el infame traje de  presidiario.
Lugar de encuentro con la historia y símbolo. Allí en medio del dolor del presidio, "el más rudo, el más devastador de los dolores", se fraguó el espíritu invencible del organizador e ideólogo de la guerra de independencia de Cuba.

Pasan cien años, y a raíz del golpe de estado de Fulgencio Batista, vuelven los estudiantes a la Fragua para enterrar la ultrajada Constitución de 1940. Allí sellan con la Marcha de las Antorchas su promesa de liberación al Maestro de la Generación del Centenario que encabeza Fidel. Y allí se inician los niños en un camino de amor a la nación.FTE
http://www.uh.cu/infogral/historia/fragua.html

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