miércoles, 7 de septiembre de 2011

LOS MUCHOS CENTROS DE LA HABANA

¿Qué sé yo del que seré, yo que no sé lo que soy?
 
Fernando Pessoa, Tabaquería
FUENTE. REVISTA BIMESTRE CUBANA

Descentrando centros

Se acerca ya el momento en que por primera vez la población urbana mundial sobrepasará a la rural, y ese fenómeno de urbanización ya no es resultado del desarrollo. Las grandes ciudades, y más aún las redes de ciudades, han ido haciendo obsoletas las fronteras nacionales.

El desarrollo vertiginoso de la informática y las telecomunicaciones ha llevado a plantear un nuevo tipo de asentamiento humano, la Ciudad Virtual, donde los contactos serían a través del ciberespacio. Pero la Ciudad Global de Saskia Sassen concentra centros financieros de alcance mundial en territorios muy compactos, que muchas veces están dentro de los viejos centros históricos. Se crean fabulosas cantidades de dinero con un dinero virtual sin respaldo material, y crecen desproporcionadamente las actividades terciarias; mientras la producción de bienes, y con ello la contaminación, se desplaza a regiones cada vez más apartadas donde la fuerza de trabajo sigue siendo barata y la legislación laboral y ambiental es más laxa. Estas burbujas artificiales de riqueza explotan cíclicamente; y su repercusión golpea sobre todo a los más pobres, incluyendo a las personas que siguen afluyendo a las ciudades en busca de oportunidades que muchas veces no aparecen.

La salvaguarda de los centros históricos ha tenido a menudo un sentido esteticista, que además de superficial resulta insustentable y en ocasiones hasta inhabitable. Un centro histórico vivo obliga a compromisos para adecuarse a una circunstancia distinta a la de cuando fue conformado, y esos compromisos sucesivos aparecen evidenciados en las distintas capas del propio centro. Se trata del eterno par dialéctico conservación/renovación, cuyo delicado balance puede perderse fácilmente cuando se toma partido por uno u otro extremo, pasando de la momificación escenográfica a la iconoclastia más brutal guiada por la ganancia, la ignorancia respetuosa de arquitectura contemporánea siguiendo patrones históricos existentes, abrió un resquicio que podría legitimar agresiones al contexto, en tanto fuesen hermosas. 

Sin embargo, la historia abunda en ejemplos de intervenciones que en su momento fueron claramente contemporáneas y sin embargo respetaban las pre-existencias del lugar, penetrando en su esencia sin caer en el pastiche. Un recuento de la ya larga serie de recomendaciones y acuerdos sobre el patrimonio salidas de eventos internacionales confirma la elemental convicción de que en este campo no hay recetas que garanticen buenos resultados, y que mucho depende del talento y la responsabilidad de los creadores y controladores.
La salud de una ciudad generalmente marcha a la par con la de su centro histórico. Pero La Habana no tiene uno sino muchos centros, debido a su crecimiento por adición con relativamente pocas intervenciones importantes en las áreas centrales, sin pérdidas sensibles de los tejidos más antiguos, que fue dejando atrás. Una gran masa de buena arquitectura, que recoge épocas y estilos diferentes, se ha conservado por omisión. El principal centro histórico, alrededor del núcleo de fundación en 1519 junto a la protegida bahía, se convirtió a principios del siglo XX también en centro administrativo y financiero. Como toda ciudad portuaria, aquel centro fue quedando excéntrico al crecer la ciudad, y lo mismo pasó con otros centros posteriores.
La fachada de la ciudad está formada por el Malecón, ese icónico paseo marítimo de La Habana en forma de S construido entre 1901 y 1958, junto a su prolongación con la Avenida del Puerto en 1928 a lo largo del estrecho canal de entrada de la bahía. Su muro rompeolas es suficientemente bajo como para poder ver el mar, y sirve como un gigantesco banco de más de siete kilómetros, donde decenas de miles de personas se sientan a tomar la brisa nocturna. Además, funciona como un corte diacrónico que atraviesa y conecta más de cuatro siglos de historia urbana. Ese paseo fue hecho cuando los ingenieros habían convencido al mundo de que la Naturaleza podía ser domada, y ahora el mar reclama lo suyo, en una exasperante batalla cotidiana que a veces se vuelve aterradoramente hermosa.
La ciudad se expandió sostenidamente hacia el oeste, sudoeste, sur y sudeste, con un patrón dendrítico siguiendo antiguos caminos que conectaban el núcleo más antiguo con su hinterland. A la vuelta de siglos entre el XIX y el XX se conformó un nuevo centro simbólico-monumental justo en la franja que una vez ocuparon las murallas coloniales, con el Parque Central como foco y el hermoso Paseo del Prado como espinazo. Allí apareció una gran galería comercial con dos calles interiores cruzadas en diagonal, similar a las galerías de Buenos Aires, Milán, París o Moscú; así como otros edificios palaciales, hoteles, cafés y el ostentoso Capitolio. Este centro prácticamente colindaba con otro más nuevo de fuerte carácter comercial, donde en los años Cuarenta y Cincuenta surgieron grandes tiendas por departamentos siguiendo el modelo estadounidense, cuyo centro estaba en el cruce de las calles Galiano y San Rafael, conocida como la Esquina del Pecado. Ellas sustituyeron a la estrecha calle comercial tradicional de pequeñas tiendas a la manera española dentro del antiguo recinto amurallado, ejemplificada con el eje doble Obispo-O’Reilly.
Las calzadas que irradiaban desde las antiguas murallas con soportales de doble altura para los peatones --como Reina, Monte y Cerro; y las aproximadamente perpendiculares a ellas que corren de norte a sur, como Galiano, Belascoaín e Infanta-Jesús del Monte-- eran en realidad centros lineales con kilómetros de frentes de tiendas y servicios muy diversos, y viviendas encima. Ello creaba una estructura urbana interesante en la retícula de la ciudad central, con grandes sectores de uso mixto donde predominaba la vivienda para una población de bajos ingresos, que coexistía con oficinas, talleres, escuelas y pequeños comercios de esquina. Estos sectores estaban determinados en su perímetro por calzadas, que separaban barrios pero a la vez los unían por el fuerte atractivo de la función comercial, que además incluía otros servicios. Ello creó un curioso patrón urbanístico no planeado formado por la macro-trama de calzadas superpuesta sobre la trama de manzanas, donde el centro estaba en la periferia y la vivienda dentro. (11) Pero esa centralidad se fue perdiendo desde fines de los años Sesenta del siglo pasado con el cierre de muchos comercios y servicios, y un empobrecimiento creciente de la oferta y de la imagen.
La ciudad tradicional, que incluye los centros antes descritos, mantuvo el mismo trazado colonial de calles estrechas y manzanas pequeñas, con una trama urbana baja, compacta y de alta densidad; edificaciones con paredes medianeras y patinejos en lotes estrechos y profundos, y alineadas con las aceras. Ese modelo no sólo utiliza eficientemente el suelo sino que resiste mejor a los huracanes que los conjuntos amorfos de edificios de cinco pisos o más, separados por una tierra de nadie. Sus defectos, motivados en su momento por la especulación, pueden ser corregidos con cambios ligeros.
Típicas de las áreas centrales habaneras son algunas formas derivadas de la pobreza histórica y la escasez de vivienda accesible. Una de ellas es la ciudadela: una tira doble o sencilla de uno o dos pisos, con cuartos a lo largo de un patio muy estrecho y profundo que les sirve de acceso; una familia por cuarto, y servicios sanitarios y cocinas colectivas. Ese tipo de vivienda-tugurio, que por otra parte favorece el intercambio social y la ayuda entre vecinos, puede ser mejorado para convertir la habitación única en una célula de doble altura con un pequeño portal-amortiguador hacia el patio, y el dormitorio en el entresuelo; para un mínimo de privacidad y ventilación. Ese modelo se corresponde con la tendencia manifiesta en la capital al aumento de familias de 1-2-3 personas, incluyendo muchas de la tercera edad.
Otro tipo espontáneo en las áreas centrales es la barbacoa: un entresuelo improvisado para aprovechar los altos puntales de edificaciones coloniales y eclécticas. En su mayoría son construcciones muy precarias, y hasta peligrosas; pero bien diseñadas y construidas pueden llegar a clasificar como apartamentos duplex… Las azoteas de las zonas centrales alojan a decenas de miles de casuchas clandestinas hechas con materiales perecederos, pero en realidad ésa es una de las mejores formas de vivir en una ciudad densa, con privacidad, buena ventilación y vistas. Bien hechas, serían pent-houses…Por supuesto, se trata de algo más que un cambio de nombre. Alrededor de una cuarta parte del área en la ciudad central está dedicada a calles. Es posible convertirlas en semi-peatonales y aprovechar la escasez de autos para sembrar allí árboles, tan necesarios en una zona de la ciudad que constituye una isla de calor; y donde ya la población tiene el hábito de ocupar la calle con actividades varias.
Otro centro importante surgió rápidamente en la segunda postguerra con La Rampa, el tramo final en pendiente hacia el mar de la Calle 23, en El Vedado. Creado en 1859, El Vedado es la pieza más importante del urbanismo colonial en Cuba, con su retícula perfecta de manzanas cuadradas de cien metros de lado, calles por primera vez bordeadas con árboles, edificaciones aisladas retranqueadas para una franja frontal de jardín y portal, y una ocupación del suelo que dejaba un tercio del lote libre. Muy rápidamente se convirtió en preferido de la clase alta, con majestuosos palacetes eclécticos. Aunque en realidad tenía una composición social bastante mezclada, la imagen proyectada hacia la calle y los patrones de conducta en los espacios públicos estaban dictados por la clase dominante. El éxito de El Vedado consolidó el ocaso de El Cerro, situado más al sur, que a mediados del XIX había sido asiento del riquísimo patriciado criollo.
Toda La Rampa se conformó con arquitectura del Movimiento Moderno, cuya llegada a Cuba había demorado. El carácter fuertemente cosmopolita de la franja --que más que un lugar se definió por alguien como un estado de ánimo-- mostraba una gran mezcla de funciones, con edificios más altos que los existentes hasta ese momento: apartamentos, oficinas, salas de teatro, cines, galerías de arte, locales de exposición, agencias de pasajes, bancos, boutiques, hoteles, restaurantes, cafeterías, bares y centros nocturnos; y con la Universidad de La Habana a tres cuadras suministrando carne fresca. Sin embargo, la época mejor de La Rampa fue durante los años Sesenta, cuando el marco físico estaba flamante y funcionaba, y de repente se abrió a todo el mundo, en una coincidencia irrepetible acompañada por la sensación de que todo parecía posible. Muy cerca de la Colina Universitaria, pero todavía perteneciendo al tejido de Centro Habana, estaba la esquina de Infanta y San Lázaro, donde las manifestaciones estudiantiles primero chocaban con la policía.
En los Cincuenta también surgió la Plaza Cívica, actual Plaza de la Revolución, un conjunto monumental pero amorfo de ministerios, con una anticuada composición fascistoide y carente de las demás funciones que se requieren para una animación estable. También en esa década comenzó un embrión de centro todavía más al oeste, alrededor de la ya consolidada Playa de Marianao, donde un semicírculo de clubes náuticos privados desplegaba el abanico de la sociedad cubana pre-revolucionaria. Un poco más al sur, pero casi incomunicado por un aeropuerto militar, varios barrios de casuchas y, paradójicamente, el lugar residencial más elegante y americanizado de Cuba --el Country Club, actual Cubanacán-- estaba el viejo centro de Marianao, de clase trabajadora; unido a una concentración de hospitales y escuelas. En un corte relativamente pequeño de este sector, de norte a sur, se ejemplifica la conformación de una ciudad dual: juntos, pero no revueltos. A fines de los Cincuenta se intentó desarrollar un nuevo centro en La Habana del Este, como parte de una gigantesca y corrupta operación inmobiliaria que incluyó la construcción de un túnel bajo la Bahía conectado con una autopista. Hubo varios proyectos que no se ejecutaron, pero sí el mayor conjunto de vivienda social en Cuba, la Unidad # 1 de La Habana del Este.

¿Cómo fue La Habana, cómo es?

La Habana fue más española que las otras ciudades en las colonias iberoamericanas del continente, emancipadas ocho décadas antes. La escasa y subdesarrollada población indígena no dejó huellas materiales, y si bien el aporte de los esclavos africanos fue muy importante para el patrimonio intangible, tampoco influyó en las estructuras territoriales y la imagen urbana, que estuvo dominada por códigos y valores europeos. Por otra parte, ya desde mediados del siglo XIX comenzó a sentirse con fuerza la influencia estadounidense, coexistiendo con el despertar del sentido de nacionalidad en una burguesía naciente y un patriciado criollo ilustrado y emprendedor.
La ciudad moderna de extramuros había crecido vertiginosamente en la primera mitad del XX, apoyada en una flamante infraestructura hecha a principios del siglo: viales, una amplia red de tranvías eléctricos y después ómnibus, electricidad, acueducto, alcantarillado, drenaje pluvial, teléfonos y alumbrado público. La capital absorbió a muchos pequeños pueblos vecinos dentro de su área metropolitana, y esos asentamientos anteriores conservaron sus centros, si bien elementales; y hasta su carácter pueblerino. El crecimiento por adición permitió la preservación de un riquísimo fondo construido que incluye las 143 hectáreas del antiguo recinto amurallado colonial, designado Patrimonio de la Humanidad en 1982. En realidad, el área a proteger sobrepasa las 2 mil, con edificaciones y sitios más recientes pero también muy valiosos.
Irónicamente, la propia envergadura de ese grande y variado fondo a conservar hace la tarea más difícil para un gobierno y una población igualmente empobrecidos. En octubre de 1993 la Oficina del Historiador de la Ciudad, encargada de la conservación y revitalización de La Habana Vieja, fue autorizada a cobrar impuestos y abrir sus propios negocios: hoteles, hostales, espacio de oficinas, inmobiliarias, tiendas, taxis, agencia de viajes, restaurantes, cafeterías… Además obtuvo préstamos bancarios, y proyectos de colaboración con ciudades y organizaciones extranjeras. Los ingresos de la corporación Habaguanex, encargada de las actividades comerciales, turísticas y hoteleras, pasó de 44,1 millones de dólares estadounidenses en 1998 a 77,0 en 2004. Inicialmente la Oficina dependía del presupuesto nacional, pero se hizo autosuficiente y pudo incluso contribuir al Estado. Con esos recursos propios financia sus programas, que además del propósito cultural han incluido la creación de más de 8 mil empleos locales y obras de interés social. El peso de las inversiones sociales contra el total pasó de 26% en 1998 al 53% en 2004. Lamentablemente, esta exitosa experiencia no ha sido replicada, con la lógica estrecha de que cuando hay poco las decisiones de cuánto y donde gastar deben tomarse centralizadamente, sin comprender que precisamente hay poco por centralizar demasiado.
Las intervenciones en La Habana Vieja estuvieron inicialmente marcadas por un conservadurismo aparentemente excesivo. Generalmente se trataba de restauraciones fieles de edificaciones muy relevantes que habían pertenecido a las clases dominantes, y que fueron dedicadas a funciones culturales. Esto se justificaba por la necesidad de crear un mito que protegiera al patrimonio más antiguo y valioso del tipo de intervenciones fuera de de contexto que se hacían en todo el país, dominadas por el fetiche de la prefabricación con paneles pesados de hormigón montados con grandes grúas. Después de haber construido una conciencia en los decisores y la población sobre los valores del patrimonio colonial, y en especial del antiguo recinto amurallado, aparecieron algunos intentos de insertar edificaciones contemporáneas.
Uno de ellos, fallido, fue el Hotel Parque Central, que desperdició una ubicación privilegiada. Los arquitectos intentaron una fácil integración por analogía, que resultó en fachadas anodinas, mal compuestas, y que parecen hechas de cartón. Resulta interesante comparar esa edificación con la ampliación de un banco en la elegante Quinta Avenida de Miramar, también protegida, obra de un arquitecto cubano importante de los años Cuarenta, Eugenio Batista. Allí José Antonio Choy y su equipo abordaron en 2000 exitosamente la difícil integración por contraste. Ellos enmarcaron y coronaron al edificio original, de una elegante simplicidad clasicista-moderna, engarzándolo en una ampliación abiertamente deconstructivista. El conjunto ha pasado la prueba de fuego: al final, todo parece haber sido así desde el principio. Otras edificaciones nuevas, como las que van rellenando vacíos por demoliciones en el tramo más antiguo del Malecón, encajan aceptablemente debido sobre todo a que se ajustan a la lotificación existente, el soportal corrido y la altura de los edificios preexistentes.
En cambio, algunas obras recientes en áreas de valor patrimonial, aún teniendo un buen diseño, han flaqueado ante el espejismo del vidrio espejo, tan inapropiado al clima cubano, como si nada hubiera pasado en las tres décadas transcurridas desde el Hilton de Budapest. Quizás más importantes que las nuevas actuaciones en edificios aislados dentro de centros históricos sea intervenir sobre los espacios públicos y los recorridos que los conectan. Ésa ha sido la línea seguida en la zona de intramuros de La Habana Vieja, creando focos de revitalización en las plazas y plazuelas, y a lo largo de las calles que las conectan. Se trata de un centro histórico que mantiene casi toda la población, pero hacinada en edificaciones ruinosas. Se han hecho algunos proyectos de re-uso de antiguas mansiones coloniales degradadas para reciclarlas en apartamentos pequeños, pero la cuenta no alcanza, pues donde vivían treinta o más familias solamente podrán lograrse seis o siete apartamentos. Necesariamente, hay gente que tendrá que abandonar el centro histórico, cuya población de 71 mil habitantes resulta excesiva. Por otra parte, es conveniente atraer a personas que puedan animar y prestigiar el centro, como artistas conocidos. Entonces aparece un problema: ¿quiénes se quedan, quiénes se van, quiénes entran? Y sobre todo, ¿quién decide?

¿Qué ha pasado con La Habana?

La Habana oficial pre-revolucionaria –relativamente rica para esta región, cosmopolita, terciaria, pequeñoburguesa, blanca o con pretensión de serlo-- ha sufrido una readecuación, planeada o no, que responde a cambios estructurales y a nuevos actores. Las deformaciones en la imagen y el funcionamiento de la ciudad, así como en los patrones de uso de las viviendas y de los espacios públicos, se han hecho aún más ostensibles tras la severa crisis que comenzó en los años Noventa con la desaparición de la Unión Soviética, conocida en Cuba con el críptico nombre de período especial.
Ello se une al deterioro y déficit acumulado de la vivienda, muy asociados a raza y lugar. Esas malas condiciones de vida aparecen igualmente en los tugurios de la ciudad central como en los asentamientos espontáneos de la periferia; y también en muchas edificaciones que originalmente fueron de buena calidad pero han envejecido sin atención hasta cruzar la línea de no retorno. Eso pone en situación de riesgo a una parte importante de la población capitalina, que debe ser evacuada preventivamente para evitar pérdidas humanas al paso de huracanes o incluso lluvias torrenciales. Los efectos del cambio climático ya han comenzado a sentirse en la intensidad y frecuencia de los huracanes, y el pronóstico es que esto aumente.

El sistema de centros de La Habana ha sufrido una pérdida importante en la cantidad y calidad de sus funciones, lo que se une al mal estado de las edificaciones y las redes técnicas, y deficiencias en el transporte público, a pesar de una cierta mejoría reciente. Las zonas centrales muestran los efectos de una sub-cultura primitivizada y marginal que se ha adueñado de la calle. Muchos antiguos locales comerciales han sido desactivados y convertidos en alojamientos muy precarios para personas que han perdido sus viviendas y llevan años en albergues que una vez fueron de tránsito. Ello afecta a la imagen y carácter de las zonas que para todos eran la idea misma de ciudad; y esto sucede precisamente a la altura del observador, y en las esquinas.

Al mismo tiempo, muchas mansiones en los antiguos barrios elegantes del oeste, abandonadas por sus dueños en los primeros años después de la llegada al poder de la revolución, se han venido convirtiendo en tiendas en moneda dura, conocidas como chópins (de shopping malls…). La circulación de dos monedas, una veintiséis veces más valiosa que la otra, amenaza con reforzar el carácter de ciudad dual que ya tenía La Habana burguesa, con una franja costera privilegiada donde se concentran el turismo y el comercio en moneda dura, autos modernos y teléfonos celulares; desligada de un Sur Profundo, antes y ahora pobre. El nuevo Centro de Negocios Miramar, que al terminarse tendrá siete hoteles, dieciocho edificios de oficinas y comercios, y nada más, está concebido para un mismo tipo de moneda y de personas; no hay viviendas para la población local, carece de una animación estable y auténtica, y depende del automóvil. Afortunadamente, todavía no ha sido cercado.

Paralelamente se observa una ruralización de la capital. Ello se debe al flujo migratorio interno desde el oriente del país, que se disparó con la crisis que comenzó con los años Noventa, sin que las regulaciones de 1997 hayan conseguido pararlo. A ello se une la emigración al extranjero, generalmente desde La Habana, y compuesta mayormente por jóvenes blancos y con alta calificación. De hecho, la población de la capital disminuye y envejece. Esa población rural desarraigada se mezcló con la pre-existente marginalidad urbana, muy asociada a la piel oscura y la vivienda precaria; y con la aparición de pobres-nuevos-ricos que empezaron a imponer sus patéticos gustos y pautas de vida, triangulados con Hialeah, Miami, en un viaje de ida y vuelta: Esto ha conformado un nuevo modelo de éxito pacotillero para los que nunca llegaron a conocer el refinamiento de las clases altas en el período pre-revolucionario.

C
omo dijo Lenin, ¿Qué Hacer?
Más importante que esperar la reducción de las diferencias por la progresiva mezcla racial es reducir las desventajas económicas y sociales históricamente asociadas con negros y mestizos. Parece que la igual oportunidad de acceso gratuito a estudios, incluso superiores, no ha bastado para erradicar la exclusión, porque en definitiva no saca al joven de la pobreza. La buena intención de rescatar la identidad cultural de sectores populares antes marginados puede paradójicamente legitimar el atraso, el aislamiento, el machismo y la superstición, cuando es genuina; o respaldar un folclorismo falso para visitantes, cuando ya no responde a sus condicionantes originales. Para borrar injustas diferencias sociales, raciales, culturales y territoriales es necesario identificar como recursos aspectos que convencionalmente se han considerado como problemas, y potenciar la economía local y familiar para que la mayor cantidad posible de personas puedan resolver sus propias necesidades

Se debe lograr una participación ciudadana activa desde el nivel de base, involucrando a los residentes en la discusión y aprobación de los asuntos que les conciernen; emplear el convoyaje en las nuevas inversiones, induciendo obras de interés social directo sobre su entorno inmediato; recuperar la perdida disciplina urbanística, y usar creativamente incentivos y desincentivos, en vez de la ineficaz represión. Se debe aprovechar el potencial de los espacios públicos para crear sentido del lugar, orientar recorridos, nivelar desigualdades sociales, valorizar el suelo urbano y socializar esa plusvalía.

Es recomendable mezclar y superponer funciones no antagónicas, con una densidad apropiada; pero también ofrecer opciones para que el interesado pueda escoger la forma en que quiere vivir, eliminando las restricciones que de hecho lo atan de por vida al lugar donde nació. Igualmente, hacen falta proyectos arquitectónicos variados, hechos para y con la gente que los usarán. Estas son algunas de las posibles vías que ayudarían a evitar una segregación y un anonimato que ya apuntan, y que cada vez serán más difíciles de corregir. Como cualquier ciudad, La Habana refleja los valores, intereses y pautas de conducta de los que detentan el poder económico, que ahora no siempre coincide con el político.

Muchas de esas vías ya han sido experimentadas con mayor o menor éxito en otros países para defenderse de las presiones especulativas del mercado, pero en el caso de Cuba todavía no hemos sido vacunados contra esos problemas, nuevos para nosotros. Eso nos hace más vulnerables. El hiperdesarrollo desenfrenado que afrontan algunas grandes ciudades asiáticas, copiando lo peor de Occidente, es un aviso ominoso; pero la solución no es cerrarse al mundo. Durante un tiempo los cubanos tendremos que coexistir con la vieja limitación de la falta de dinero, junto a la nueva amenaza de mucho dinero que entre demasiado rápido. Peor todavía es que esas agresiones gentilmente envaselinadas pueden recibirse con una sonrisa por los incautos nativos, y tomarlas como una señal de desarrollo traída por otros nuevos conquistadores. Los cambios rápidos pueden traer daños irreversibles para la ciudad, la economía y la sociedad; pero ningún cambio es igualmente malo –y siempre es mejor hacer a tiempo los cambios inevitables, antes de que se impongan por sí mismos. Hacer que se haga es más importante que hacer.

Preguntas, Preguntas…

Ya que no es posible ni deseable, conservarlo todo, ¿qué escoger, y quiénes lo deciden? Existe una relación en dos sentidos entre el patrimonio tangible y el intangible, y este último tiene mucho que ver con los valores cívicos y la cultura ciudadana. Pero ello demanda darle un valor práctico a los valores, que sea perceptible por los involucrados.

La integración por contraste es más creativa que por analogía. Pero, ¿cuán chocante puede ser ese contraste? Y, una vez que se acepta una intervención contrastante buena, ¿cómo evitar las malas?
Las concesiones siempre están presentes en cualquier operación de diseño. ¿Cuántas concesiones pueden permitirse antes de clasificar como oportunismo y traición artística, ignorando además al usuario que deberá cargar toda su vida con un mal edificio?

La diversidad es fundamental para cualquier forma de vida. Pero, ¿cómo lograr que coexista con la homogeneidad, también necesaria para mantener una identidad auténtica? En un mundo globalizado tan cambiante, donde las influencias llegan en racimos, sin dar tiempo a decantarse, ¿podremos salvar lo bueno, y librarnos de lo malo? ¿Cuánta variedad puede permitirse antes de zambullirnos en el caos, y cuánta coherencia sin volverse aburridos?

Las soluciones vernáculas tienen mucho que enseñar, con una sabia adecuación al clima, contexto y tradiciones, pulida por el tiempo y los procesos de prueba y error. Pero también reflejan pobreza, atraso y aislamiento.

Las obras aisladas de grandes arquitectos elevan el rasero de calidad, pero las superestrellas muchas veces desprecian al usuario, la tradición y el espíritu del lugar. Sin embargo, las nuevas intervenciones que chocan con el gusto predominante pueden convertirse en futuros iconos e incluso paradigmas. ¿Deberá permitirse a los genios romper reglas que los comunes están obligados a cumplir? ¿Quién pasa la raya entre el ungido y la masa?

La participación comunitaria es políticamente correcta, pero puede llevar a la demagogia y el populismo, que irónicamente son conservadores. La gente tiende a no apreciar el valor cultural de la arquitectura antigua, asociándola con vejez, deterioro y atraso; pero tampoco le gusta la contemporánea de vanguardia. ¿Disminuirían esos problemas en comunidades verdaderamente empoderadas y mezcladas? Y aún así, ¿qué nuevos sectores de población asumirían en definitiva el papel dirigente que antes tuvo la burguesía, imponiendo sus gustos, valores y modos de vida?

La parálisis lleva a la muerte y finalmente al olvido. ¿Pero cuán profundos y rápidos pueden ser los cambios sin disolverse en la entropía? Y aún más importante: ¿cómo asegurar que sean reversibles, si llega el momento de volver a cambiarlos? ¿Cómo conducir al cambio, antes que se imponga por sí mismo? La vida puede reaparecer después de catástrofes terribles, ¿pero será la memoria tan persistente? Las nuevas especies, paisajes y edificios no son un sustituto para los que desaparecieron, y las nuevas memorias no pueden revivir las ya olvidadas. ¿Cambiará la clonación humana esta situación, o será tan falsa y peligrosa como la clonación arquitectónica? En todo caso, ¿qué tipo de Mundo-no-tan-Feliz sería ése, compuesto sólo por gente y edificios perfectos?

Escapar de un mundo cada vez más hostil, para refugiarnos en nuestro pequeño dominio privado, puede parecer una solución para aquellos que escogen envejecer hasta un final tranquilo en la cama, y no asumir los riesgos de su tiempo. Pero ese espacio personal y cómodo también será finalmente invadido. ¡Mejor actuar antes!

viernes, 8 de julio de 2011

LA FRAGUA MARTIANA: ¡ AY DE LOS ESPÍRITUS SIN TEMPLE!

¡Ay  de los espíritus  sin temple!*
Autor: Isabel Cristina Batista


“Mírame  madre y por tu amor no llores, si esclavo de mi edad y mis doctrinas, tu mártir corazón llené de espinas, piensa que nacen entre espinas, flores”                                                                                  
   José Martí Presidio, 28 de agosto de 1870

                                                                           IMAGEN TOMADA DE    cmbfradio.cu
                                                
                                                                             Texto

Muy cerca de dónde viven mis nietos y los de otros vecinos,  se encuentra la Fragua Martiana, que   muchos desconocen u olvidan,   por la cotidianidad del camino  quizás, o  tal vez, por  nuestra prisa al andar.
 El lugar es un Museo  y  presenta en  su paraje  parte de las canteras  donde el adolescente  José  Julián Martí  Pérez  fue condenado a  trabajos forzados  rompiendo  rocas, por las autoridades españolas,   al  encontrar una carta donde le cuestionaba  a un compañero su desapego a la Independencia de nuestra Isla,  colonia del entonces Imperio español.
El  Museo cumple el 30 de  junio de este año  su sesenta aniversario de  terminada  su construcción- época del presidente Carlos Prío Socarrás-  pero,   pensamos  que  no  está concluido,  porque es un lugar de reflexión intemporal,   para los que hoy tenemos ante  nosotros los retos  de cuya responsabilidad  aunque quisiéramos,   no podemos escapar.
No es solo la melancolía ,   la que nos sobrecoge al meditar en lo que debió sufrir aquel niño  con un grillete  en su pierna, en lo que sufriría su madre, su padre; su familia,   sino  el futuro de los niños actuales  que vemos pasar por el lugar todos los días.
 Si  a José Julián,  niño que allí padeció los rigores de la injusticia,  lo trasladáramos a nuestros días, ¿Qué pensaría de lo que ve en su derredor?, calles  descuidadas, establecimientos   que a duras penas  nos parecen serlo. Casas y  edificios   deteriorados.   Y no pensemos,  porque sería demasiado fácil,  que se debe a las personas que por una u otra causa, viven allí, hay muchos factores y todos los sabemos. Algunos,  pudieran pensar  que debiera n  estar en mejores condiciones  toda esa infraestructura  por estar allí el Museo, pensamos que no, y  no nos referimos a lo  inanimado solamente  porque,  si analizamos  lo viviente,  todo se multiplicaría y en forma exponencial   muchas veces.
¿Merecen esto los nuevos niños?, Todo lo que debe verse en el derredor  del Museo es trabajo;  pero  trabajo limpio, decoroso, pulcro. Humildad, no quiere decir  suciedad, no quiere decir desatención, no quiere decir  abandono.
¿Qué es lo que ven estos niños que por allí viven?, lo que les comentamos, y esa no es la ciudad que merecen nuestros héroes, ni nuestra gente  que lucha y trabaja el día a día, ni los niños que ven los gaticos dentro de la Fragua y saltando todo obstáculo tratamos de hacer la vida bella y aprovechamos para hablarles  de aquel niño, José Martí, de su vida, del lugar.
Entonces, hacemos  un llamado a la atención.   Todo lo que  tenemos  es  que tener,  como   José Martí: ¡un espíritu con temple!

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 NOTAS:
*La Fragua Martiana-, hace referencia a las palabras pronunciadas por Martí en un trabajo sobre Guatemala: “Una escuela es una fragua de espíritus: ¡ay de los pueblos sin escuelas! ¡ay de los espíritus sin temple!”


La Fragua Martiana, situada en la intersección de las calles Hospital y Vapor en el Municipio de Centro Habana, en cuyo sitio se encontraban las horrendas Canteras de San Lázaro, donde el régimen colonial enviaba a todos aquellos cubanos acusados de infidencia, es el sitio donde José Julián Martí  y Pérez fue testigo presencial de toda la crueldad de un  régimen colonial que le viste con el infame traje de  presidiario.
Lugar de encuentro con la historia y símbolo. Allí en medio del dolor del presidio, "el más rudo, el más devastador de los dolores", se fraguó el espíritu invencible del organizador e ideólogo de la guerra de independencia de Cuba.

Pasan cien años, y a raíz del golpe de estado de Fulgencio Batista, vuelven los estudiantes a la Fragua para enterrar la ultrajada Constitución de 1940. Allí sellan con la Marcha de las Antorchas su promesa de liberación al Maestro de la Generación del Centenario que encabeza Fidel. Y allí se inician los niños en un camino de amor a la nación.FTE
http://www.uh.cu/infogral/historia/fragua.html

HABANEROS ILUSTRES: JOSÉ MANUEL MESTRE



Habaneros ilustres: José Manuel Mestre
autor : Isabel Cristina Batista



"Andando  por los caminos, es como mejor se construyen  esos caminos para el futuro, tornados  despúes, cada día,  en el presente que vivimos" 
La historia de un país  con sus virtudes y sus defectos es necesario estudiarla. Encargarse de reflexionar sobre el comportamiento de los hombres, que en el entorno social de su época son  autores de la misma, proporciona conocimientos culturales, porque no nos hace cultos el solamente  ser instruidos.

El hecho cierto, sin dudas,  es que  todo aquel que ha aportado a nuestra sociedad, sus porqué sí y sus porqué no, son cuestiones a meditar y reflexionar.  Borrar capítulos en la historia  de nuestra nacionalidad es una violación que no debe cometer alguien  que escriba  o intente hacerlo sobre estos temas.  Por estas razones,  hablaremos de un habanero ilustre del siglo 19, nos referimos a José Manuel Mestre,quien cumple  el 130  aniversario  de su deceso  este año. 

Nacido  en La Habana en 1832 fallece en   1881,  graduado  de Licenciado  de Derecho  tanto en, Derecho Civil como Canónico, logrando su doctorado   en  Filosofía,  hace notorios aportes a su estudio, la que se registra  en su  obra titulada: De la filosofía de la Habana, cuya génesis comienza en su  discurso de inauguración en el  curso adadémico universitario de 1861 a 1862.
Su discurso    considerado bosquejo histórico crítico en Cuba  transita por las fases de la filosofía en la Isla y su génesis está en un artículo escrito  por José Zacarías González del Valle. Posteriormente amplia su discurso  reeditándolo,  con  los pensamientos de las personalidades que  Mestre les había incorporado y  publica su obra  conformada  con sus apéndices precisamente en la época en que muere Zacarías y que el claustro universitario lo escoge para hacer el elogio póstumo en 1862. Indicaciones bibliográficas de Mestre  aparecen trabajadas en : Del movimiento científico en Cuba  que  realiza el autor  de  La Filosofía Española  Luis Vidart Schuch español,  capitán de artillería de aquellos tiempos. 
Agotada la escolástica  de aquellos tiempos de mayor ilustración,  las personalidades    fueron las  del presbístero José Agustín Caballero,  José de Luz y Caballero, fray Joaquin Morales;   fray Laureano Almeida, Manuel González del Valle, José Zacarías del Valle,  y el  presbístero Félix Varela,  en el que hace mucho enfásis, algunos de ellos fueron sus profesores.Se le considera  como alguien que realiza un compromiso entre los nuevos aportes científicos  de corte materialista y la teología.
Por estas razones, profesionalmente  meritorias, no  es solamente  un habanero Ilustre,  sino, además,   por su comportamiento en la vida política   en el  ejercicio de su profesión  con dignidad  al realizar   hechos que mencionaremos más adelante. y por destacarse en su lucha,  mediante la palabra,  contra el colonialismo español. Razones  por las que debe emigrar   a  Estados  Unidos Sin embargo  bajo las concepciones de muchos  criterios   del reformismo criollo de aquellas generaciones, Mestre,  consideraba la posibilidad de ser parte de esta Confederación que constituía  el país que no apreciaría en su visión que  poco a poco se agigantaba  como un "águila  que abre  las alas"  y se cierne  sobre las tierras de nuestros países latinoamericanos.
.
Hubo de ser alumno  lustre y entusiasta  del Colegio del Salvador   dirigido de José de la Luz y Caballero. Tuvo  en su enseñanza  además a profesores como: José Antonio  Bachiller y Morales, Felipe Poey, entre otros mencionados.
Como profesor obtiene    la Cátedra de Filosofía   de la Facultad de Derecho, pero renuncia  a su trabajo  por la ilegalidad que se comete sobre otro  colega lo hecho que considera ofensivo para todo el profesorado. Antes de ellos trabajó en los planes de Reforma universitaria, Profesor suplente de Geografía e Historia y de Lógica, también de  Metafísica y  Moral. Fue Catedrático de Derecho , Derecho Internacional y de Legislación comparada.
Como jurisprudente su vida profesional   fue limpia, y decorosa Fue alcalde interino  pero no resulto de agrado al entonces Capitán General de la Isla José Gutiérrez Chacón, debido a que defiende y absuelve en un juicio a Miguel Embil, al que Chacón le inicia una causa por desacato a su autoridad.
Redactó  un Proyecto de Nueva Cárcel  de gran acogida,  en su cargo de vocal secretario fundador  de la Junta Inspectora de Cárceles. Trabajó en la Junta de Inspección Pública y Regidor del ayuntamiento, 
 , .
Fue socio de número de la Sociedad Económica de Amigos del País y de la Real Academia de Ciencias Médicas, Naturales y Físicas de la Habana, miembro de la Sociedad de Antropología, posteriormente su presidente. Escribió importantes artículos de Derecho, Literatura y Filosofía. Fue profesor del Colegio del Salvador, y en el colegio de Esteban Sotolongo y Esteban de Navea; , Vocal de  la Comisión  de Instrucción Primaria del Segundo Distrito de La Habana, fundador de la Cátedra de Estudios.Tradujo un texto de Física experimental de F. Marcet,  que  durante años constituyó el texto para esa Ciencia  en la Universidad.
Escribr durante toda su vida  en diferentes publicaciones en Cuba  como en el extranjero;  Faro Industrial, Flores del siglo, Revista Literaria de La Habana, Cuba Literaria , Ofrenda al Bazar, La Idea, la Revista Crónica, Revista de Jurisprudencia. Ya en la emigración  colabora con  La América Ilustrada  etc.
Revalida todos sus títulos en la emigración, siendo activo luchador contra el colonialismo español Trabaja con Morales, Lemus, Aldama, entre otros.  Pertenece a la Junta Cubana que allí radicaba. Y llega a ser el Máximo Representante diplomático del Gobierno en Armas,en la Guerra de los Diez Años,  comisionado por Carlos Manuel de Céspedes ante el gobierno norteamericano de entonces. Junto a Enrique Piñeiro otro activo patriota desterrrado por igual época conocido como Platón cariñosamente por sus alumnos del Colegio del Salvador donde trabajó,   fundan  el Mundo Nuevo donde escriben a favor de la causa cubana. ¡Gran paradoja del tiempo! Mundo Nuevo,  futuro que  fue antes pasado  y  después presente.
,
 notas:
.-José Zacarías del Valle: catedrático de Física de la Real Universidad literaria de  la Habana Asistió en su época y formaba parte de las tertulias de Domingo del Monte, y según se plantea en elelogio póstumo que hizo Mestre la filosofía lo enamoraba....Fragmento del Elogio:..."Valle en lo literario pertenece a aquel período que vivificó el hombre a quien acaso más deben las letras en Cuba, el inolvidable D. Domingo del Monte. Sabido es que Del Monte tuvo el don de atraer y reunir en torno suyo cuanto de distinguido y de notable había en la juventud de su tiempo, y encender en todos los pechos el fuego sagrado del amor a la ciencia, imprimiendo a tan noble y elevado sentimiento un impulso de desarrollo tal que prometía llevarlo a más alto punto de perfección aun, que el que ha logrado alcanzar"...fte:www.filosofia.org/aut/001/1862fihe.htm
.-Sobre la vida de José Manuel Mestre,  en 1938,  Carlos Rafael Rodríguez realiza una conferencia recogida en Conferencia sobre habaneros ilustres IV. Cuadernos de Historia Habanera, La Habana
Fuentes:
wwwfilosofía.org
wwwecured.cu
   

miércoles, 15 de diciembre de 2010

LAS FORTIFICACIONES DE AMÉRICA..

  Opino  que debemos de conocer trabajos como este a continuación porque nos hacen más comprender nuestros orígenes....

ACOFI ● XXVIII Reunión Nacional “Las facultades de ingeniería y su aporte al desarrollo del
país”. Septiembre 17 a 19 de 2008. Cartagena de Indias, Colombia. Ponencia preliminar a la visita
técnica al Centro Histórico de Cartagena de Indias. Arquitecto Alfonso Rafael Cabrera Cruz.








LA FORTIFICACIÓN DE LOS PUERTOS
DE AMÉRICA: CARTAGENA DE INDIAS
Por:” ALFONSO RAFAEL CABRERA CRUZ*
.
INTRODUCCION
Esta investigación busca estudiar todo los aspectos técnicos, históricos,
documentales e historiográficos, sobre las fortificaciones San Felipe del Boquerón
y San Sebastián del pastelillo, dos fuertes una sola historia primeros en la leyenda,
testigos de la ciudad de Cartagena de indias, durante seis siglos (XVI, XVII, XVIII, XIX, XX, XXI) y poder desentrañar y aclarar dudas, aproximar hipótesis que nos permitan
poner en valor en su dimensión histórica a ambos fuertes.

Cartagena De Indias es una de esas cápsulas de tiempo, con una luz que proyecta del
pasado muchos de sus testigos, aun hoy se pueden leer con claridad en sus murallas
Y FORTIFICACIONES, en sus manzanas, en sus calles, en sus Iglesias, Plazas, casas y
edificaciones, para mostrarse en su esplendor.

La presente monografía histórica, pretende hacer una reflexión sobre uno de los
periodos más oscuros de la Colonia, que sentó las bases de la traza urbana, de la
Ciudad de Cartagena de Indias que hoy disfrutamos y de sus fortificaciones,, Para
lograrlo nos basamos en la documentación cartográfica disponible al respecto y la
consulta de fuentes documentales e historiográficas. Queremos hacer hincapié, en
que nuestro mayor soporte, está dado principalmente por esos plano realizados en
los siglos XVI-XVII de la época que a pesar de su inexactitud de escala, fueron
generosos en expresar de manera confiable, otros aspectos , de los elementos que
constituyen dichas graficas( pues son cuantificables), ejemplo de ello ,es el plano
generado por las huestes de Francis Drake de 1586; donde a pesar del poco manejo
de la escala, es exacto en cuanto a número FORTIFICACIONES, de manzanas y predios
contenidos en ella.

Es esta una de nuestras fuentes primigenias, que serán complementadas con citas
históricas o artículos escritos sobre temas específicos del periodo antes
establecido.

En el periodo pos fundacional de la Ciudad, a todo lo largo del siglo XVI, Cartagena,
empieza a sentar las bases del urbanismo de siglos venideros, una vez trazadas las
primeras calles de la Ciudad y durante largos años del mismo siglo, hasta bien
entrada la mitad del siglo XVII. De acuerdo con la descripción bastante acertada, que
de ella hace uno de sus invasores más celebres y a la vez destructivos, Francis Drake
en 1586.
Él mandó hacer un levantamiento del número de construcciones de la ciudad
incluyendo las fortificaciones existentes y en especial San Felipe del Boquerón que
incluía un laborioso censo e inventario de los propietarios de cada predio, con el...

ACOFI ● XXVIII Reunión Nacional “Las facultades de ingeniería y su aporte al desarrollo del
país”. Septiembre 17 a 19 de 2008. Cartagena de Indias, Colombia. Ponencia preliminar a la visita
técnica al Centro Histórico de Cartagena de Indias. Arquitecto Alfonso Rafael Cabrera Cruz.

objeto, posteriormente, de cobrar rescate basado en lo que a simple vista pudieron
constatar o sus habitantes pudieron declarar. De esa nefasta visita queda uno de
los más interesantes planos levantados sobre la primitiva ciudad, tal vez el único
hasta ahora, que muestra el número exacto de manzanas que existían en ese momento,
del que se desprenden además, el numero de predios y lo más sorprendente una
aproximación a la tipología de las construcciones, y una aproximación grafica a los
materiales con que fueron construidas.

Es el calendario nuestro, único parámetro para poder establecer un proceso
cronológico; lo que es claro es que en Cartagena se perciben dos periodos, La
Colonia desde 1533 hasta las tres primeras décadas del siglo XIX, y el periodo de La
República desde 1821, que persiste hoy como concepto político pero no
arquitectónico el siglo XVI, fue el del exploración y adquisición de prácticas urbanas
y militares ,al realizar las primeras verdaderas fortificaciones de la ciudad de
Cartagena y de ellas ,la primerísima ,el fuerte de San Felipe del Boquerón o
simplemente Boquerón.

Los siglos XVII Y XVIII, se constituyeron en los siglos de la consolidación de la
experiencias urbanas, colonial - militar, cada habitante era en un momento de guerra,
susceptible de ser un soldado, porque era precisamente cuando se intentaban tomar a
la ciudad, por el enemigo de turno, donde todos sus habitantes, no militares, eran
afectados por el mismo; todos aportaban dentro de ese engranaje.

El siglo XVIII es el de la ejecución de la mayor parte de las obras de ingeniería militardel periodo colonial, que bien podrían resumirse en dos grandes nombres, sin
desmeritar a otros, como lo fueron Juan de Herrera en la primera mitad del siglo
XVIII, y Antonio de Arévalo pero sin duda no podemos olvidarnos del ingeniero que coloco la primera piedra del neoclasicismo, don Juan Bautista Mac evan, en toda la segunda mitad del mismo siglo

. Como no se puede desdeñar o excluir lo militar de lo civil, comparto el concepto de
algunos historiadores sobre ciertas épocas con rasgos estilísticos y el tema de los
estilos no debe ser abordado con temores o ambages”

1. Cabrera, Alfonso. “una luz que brilla desde el pasado”, conferencia inédita, Cartagena. 2007.
• Figuras anexas de 1 a 13 (ver anexos)
ACOFI ● XXVIII Reunión Nacional “Las facultades de ingeniería y su aporte al desarrollo del país”. Septiembre 17 a 19 de 2008. Cartagena de Indias, Colombia. Ponencia preliminar a la visita técnica al Centro Histórico de Cartagena de Indias. Arquitecto Alfonso Rafael Cabrera Cruz.

LA FORTIFICACIÓN DE LOS PUERTOS
DE AMÉRICA

Fue el Caribe el mar donde España inició su epopeya en el Nuevo Mundo. Los azarosos viajes que desde la península se lanzaron al «Mar Tenebroso» encontraron en las islas de La Española, Cuba y Puerto Rico puntos de escala desde donde partieron  algunas de las grandes empresas de conquista del Caribe, tanto continental como ístmico.

Puertos de América

Muchos de los nacientes puertos de América eran privilegiadas bahías naturales,
ideales para que las flotas de galeones y barcos de armada pernoctaran y se
reabastecieran. A lo anterior se sumaba su inmejorable posición estratégica. Ambos
factores colaboraron para que durante el siglo XVI estos lugares se consagraran
como sitios de arduo movimiento en la gigantesca tarea de sacar las riquezas del
territorio. Así, en el Golfo de México y el Mar Caribe se empiezan a jerarquizar puertos como el de La Habana, en cuya hermosa bahía se implementó el más importante arsenal de marina; el de Veracruz, en México, consagrado como puerto de salida de las riquezas del virreinato de Nueva España; y los puertos de San Juan en Puerto Rico, Portobello, y Santo Domingo, aunque éste último perdió rápidamente su poderío frente al de La Habana,

Jugaron un papel importante como punto de tránsito hacia y desde el Viejo Mundo.
Finalmente, el puerto de Cartagena de Indias, uno de los más privilegiados por su
especial ubicación y su bahía grande y profunda, en cuyas aguas tranquilas las naves
encontraban seguro resguardo mientras esperaban aviso del arribo a Panamá y
Portobello de las flotas provenientes del Perú. Este puerto, además, poseía un
naciente arsenal y un carenero de marina. 

En la primera mitad del siglo XVI, la mayoría de estos puertos fueron cabezas de playa
dentro del proceso de conquista inicial del continente.
Dichas fortificaciones, más que a una concepción estratégica general, respondieron
a la necesidad inmediata de protegerse, primero de las hostilidades de los pueblos
indígenas y, más tarde, de los enemigos de ultramar. Así, se fortificó aisladamente
obedeciendo a planteamientos y necesidades locales.
En consecuencia, hasta muy avanzado el quinientos todas estas ciudades-puerto
estuvieron virtualmente indefensas ante los ataques de cualquier enemigo, como está...

ACOFI ● XXVIII Reunión Nacional “Las facultades de ingeniería y su aporte al desarrollo del
país”. Septiembre 17 a 19 de 2008. Cartagena de Indias, Colombia. Ponencia preliminar a la visita
técnica al Centro Histórico de Cartagena de Indias. Arquitecto Alfonso Rafael Cabrera Cruz.

demostrado por las múltiples y exitosas tomas de piratas y filibusteros, llevadas a
cabo con alguna complicidad o patrocinio, de las potencias enemigas de España.
Las tomas asolaron todos los puertos desde mediados del siglo XVI. Los más
apetecidos fueron, sin duda, los de transferencia de mercancías, por donde tuviese
que pasar alguna riqueza, siendo La Habana y Cartagena protagonistas indiscutidas.
Por esto, los tímidos planes de fortificación iniciales y la fama de ricas no hicieron
sino acrecentar el deseo de conquistarlas y saquearlas. Esto cambia con la llegada
al trono del rey Felipe II.

En los primeros lustros de España en el Nuevo Mundo, las fortificaciones se
realizaban con apoyo privado. Esas primeras construcciones militares eran en su
mayoría de traza medieval: pequeñas fortalezas de fácil fábrica y diseño, realizado en
su mayoría con materiales perecederos (madera, tapia, fajina de corta vida y difícil
mantenimiento).

Destacan en este momento las casa-fuertes, torre-fuertes con almenas, matacanes Y
estribos, destinados en la mayoría de los casos a responder, con lanzas v flechas, al
enemigo, y que ocasionalmente se complementarían con fusiles y cañones pequeños,
pero que no contaban con la fortaleza necesaria para soportar las novedosas armas
con pólvora de los cañones, culebrinas y versos. Durante un largo período, los
enemigos fueron, indistintamente, franceses o ingleses dependiendo de la rivalidad de
turno respecto a la monarquía española. El Caribe vio arribar hombres que infundían
temor: Roberto Baal, Jean Beautemps, John Hawkins y el mítico Francis Drake, quienes
tomaron con éxito Santo Domingo, la Habana, San Juan Y Cartagena de Indias y
dejaron, no sólo casas, iglesias y fortificaciones destruidas, sino a los moradores en
total pobreza.
Pero América era motivo de interés y preocupación por parte de Felipe II y gracias a
esto se definió un primer plan de fortificación de todos los puertos estratégicos, no
sólo para la monarquía hispana, sino también para sus adversarios.
Fue el ingeniero Tiburcio Espanochi, quien comenzó la más grandiosa empresa
fortificadora de todos los tiempos. A su vez, Espanochi encomendó al ingeniero
italiano Bautista Antonelli, el diseño y la construcción de las fortificaciones.
Comenzó, Antonelli por Cuba, donde dejó las trazas de recintos fortificados de
acuerdo con los conceptos de la poliorcética del momento: diseño proporcionado de
baluartes, cortinas, posos, puentes y revellines. El mismo, en persona, diseñaba y
construía fortificaciones adelantadas a las plazas, en sitios donde se pudiera impedir
o retrasar el avance enemigo, viniera por tierra o por mar.

Antonelli realizó planes de fortificación de plazas con recintos reales en La Habana
(1589-1594), Panamá (1609), San Juan (1589-1591), Cartagena de Indias (1594) y
Veracruz (1590). Su trabajo constituye, sin duda, un compendio de todos los
conceptos de la escuela italiana, dentro del marco teórico que reflejan los
tratados de fortificación de Cristóbal de Rojas.

ACOFI ● XXVIII Reunión Nacional “Las facultades de ingeniería y su aporte al desarrollo del país”. Septiembre 17 a 19 de 2008. Cartagena de Indias, Colombia. Ponencia preliminar a la visita técnica al Centro Histórico de Cartagena de Indias. Arquitecto Alfonso Rafael Cabrera Cruz.

Llevar a cabo estos planes fue un gran reto realizado magistralmente durante las
últimas décadas del siglo XVI y aunque lo hoy existente en estas fortificaciones
ofrece algunas alteraciones, aplicadas por los sucesivos constructores, no
perdieron el guión básico de la traza preestablecida. Puede decirse que gran parte de
la fisonomía posterior de estas ciudades de América quedó marcado por el triángulo

Felipe II - Espanochi -Antonelli. 

Como ya se dijo, Antonelli alcanzó, en vida, a visualizar y ejecutar él mismo gran parte
de sus propuestas para el Nuevo Mundo. De hecho, debe resaltarse en letras doradas
como una de las personalidades más brillantes de la historia de las fortificaciones
en América. Cabe agregar que el criterio europeo de estas trazas fue implantado en
América casi a la fuerza y el medio geográfico tardaría un poco en obligarlos, bajo
otros parámetros poliorcéticos, a adecuar los diseños a la geografía de cada sitio.
Así, América también aportaría después otra página no menos brillante de las
fortificaciones en los períodos Barroco y Neoclásico.

Cartagena de Indias, mito y realidad 

Contaba Cartagena hacia el año de 1560 con un pequeño grupo de vulnerables
fortificaciones, construidas más con el miedo, que con la técnica requerida. Entre
todas, la más importante fue el fuerte DE San Felipe del Boquerón (1566),
construido en la Isla de Manga por Antón Dávalos Luna y el gobernador Alonso
Vargas.

Consistía en una torre-fuerte de características medievales con un cilindro central
o torreta en mampostería, coronado por almenas, matacanes, estribos y un tejadillo
cónico con una empalizada «entablada» con tierra pisada y madera, para protegerse de
cualquier agresión por tierra. 

Tenía el Boquerón la responsabilidad de proteger, dentro de la bahía menor, los
sitios denominados el Surgidero y La Caleta. Su ubicación le daba el control
absoluto del fondeadero y del puerto de la ciudad. Se complementaba con una
batería construida en el otro extremo de la boca. Entre ambas se colocó una gruesa
cadena que impedía el acceso al puerto. 

El sitio de La Careta era doblemente importante, porque además había un carenero o
arsenal de marina donde las flotas, en las largas estadías en la ciudad, recibían todo
tipo de mantenimiento en cascos, arboladura, velas y cordelería. San Felipe del
Boquerón cumplía también un papel fiscalizador, de control del contrabando,
cerrando por las noches el acceso, con la cadena montada sobre grandes troncos
de madera. 

1. Cartagena y su Bahía
La ciudad se aprovechaba de su privilegiada localización, en el extremo norte de la
bahía, en una larga isla arenosa de formación geológica reciente, conformada por la
acumulación de sedimentos en suspensión que el mar fue depositando al golpear con...

ACOFI ● XXVIII Reunión Nacional “Las facultades de ingeniería y su aporte al desarrollo del país”. Septiembre 17 a 19 de 2008. Cartagena de Indias, Colombia. Ponencia preliminar a la visita técnica al Centro Histórico de Cartagena de Indias. Arquitecto Alfonso Rafael Cabrera Cruz.

los arrecifes coralinos superficiales. Una de las razones más importantes de la
elección de este sitio para fundarla ciudad, fue el hecho de que de por sí era una
fortaleza natural rodeada de caños, esteros, lagunas y ciénagas que, a manera de
fosos húmedos naturales, fueron aprovechados estratégicamente.

La geomorfología de la ciudad y su bahía está constituida por un archipiélago de
pequeñas islas. Todos sus bordes estaban conformados por densos bosques de
manglares y vegetación perteneciente al grupo de bosque tropical muy seco: muchos
árboles y arbustos espinosos, que fue lo que hallaron los conquistadores en la
época prefundacional.

La ciudad requería de pocas y puntuales fortificaciones para controlarlas
previsibles invasiones. Sin embargo, tenía tres sitios vulnerables: el primero,
denominado Avenida de la Cruz Grande, por el norte, era una estrecha franja de
menos de cien pasos de ancho por donde el enemigo podía llegar después de
desembarcar en las playas de la Boquilla. Esta franja colindaba, por un costado, con
la ciénaga del Ahorcado y, por el otro, con el Mar Caribe que, en dicho punto, y como
característica generosa de la naturaleza, presentaba una playa poco profunda varios
kilómetros dentro del mar, la de La Marina, lo cual hacía imposible cualquier
desembarco desde este lado.

La Avenida de Bocagrande o de Tierra Bomba, era también una estrecha península que
daba a la boca principal de acceso a la Bahía de Cartagena (Bocagrande). En este
lugar podía desembarcar cualquier enemigo con grandes ventajas, pues al caminar
unos pocos kilómetros se llegaba al propio recinto de la ciudad. Ahí, más exactamente
por Punta Icacos, Francis Drake en 1586, desembarcó con tres mil hombres, tomando con facilidad la ciudad. El punto crítico era el denominado Istmo de la Caleta, el cual, delimitado hacia el este por la bahía de las Ánimas y al oeste por el Mar Caribe, contaba con menos de ciento cincuenta pasos de ancho.
El tercer sitio vulnerable, era el acceso a la ciudad por tierra firme. Partiendo de las
estribaciones del cerro de San Lázaro, a un costado del antiguo hospital de
leprosos, se podía llegar a la plaza a través de la isla de Getsemaní. Fueron, pues
estos puntos, el objetivo más importante de la fortificación de la ciudad desde sus
primeros años. Así, para el año de1567 ya tenía Cartagena las siguientes
fortificaciones:

Fuerte Trinchera de la Caleta. Levantado por el gobernador De Acuña, consistía en
una cortina de cantería y trabeses de quince pies de alto. Según una descripción de
Juan de Tejeda de 1587, «... érase una trinchera de estado y medio de altura de piedra y
cal con un medio valuarte (sic) y un revellín y un foso que pasa de la mar a la ciénaga
de treinta y cuatro pies y una estacada que están al mar... »1. No quedan trazas ni
testigos arqueológicos de esta obra.

1 MARCO DORTA, E.: Cartagena de Indias, la Ciudad y sus Monumentos, Sevilla, 1951, anexo documentos: N/ 11, p.198
ACOFI ● XXVIII Reunión Nacional “Las facultades de ingeniería y su aporte al desarrollo del país”. Septiembre 17 a 19 de 2008. Cartagena de Indias, Colombia. Ponencia preliminar a la visita técnica al Centro Histórico de Cartagena de Indias. Arquitecto Alfonso Rafael Cabrera Cruz.

Fuerte-Trinchera de la Ciénaga del Ahorcado. Según la misma descripción consistía
en: «... trinchera de estacas, fajina y tierra con trabeses de estado y medio de alto y
una plataforma para la artillería. Tiene un foso de cuarenta y seis pies de ancho... ».
No quedaron testigos.

Bautista Antonellí en Cartagena de Indias

En 1594 llega Bautista Antonelli a Cartagena con la Cédula de Instrucción de
Madrid del 11 de marzo de 1593, que reza: « El Rey voluntad que tengays y guardéis en
las fabricas que al presente y para adelante han de estar y estuvieron a vuestro
cargo así en la Havana como en Cartagena y otras cualesquiera partes de las Indias
es la siguiente:
Siendo como es propio de vuestro officio poner en execución fábricas y
fortificaciones que por mi mandato se hacen y han de hacer conforme a lastrazas que
yo hubiere aprobado y mandare que se executen, vos aveis de tirar las cuerdas y poner
las maestras con la ayuda del maestro mayor y aparejador y officiales que fueren
necesarios, los cuales han de pender dé vos y obedecemos en ello y todo lo que
ordenaresdes»
.
Con estas instrucciones, Antonelli hizo una extensa inspección de la ciudad y las
fortificaciones anteriormente descritas, a las que juzgó convenientes para la
defensa provisional de la plaza.

Trazas y Diseños de Bautista Antonelli 

Con los conceptos de la fortificación moderna permanentemente abaluartada,
Antonelli realiza un profundo estudio técnico y táctico, propio de la escuela italiana.
Para lograr lo que decía Cristóbal de Rojas «... conseguir que unos pocos puedan
defenderse de muchos, diseñando baluartes que franqueen al enemigo... »5, Era
necesario un tipo de construcción militar muy diferente a la medieval, la cual, al no
tener que protegerse de armas de fuego, estaba constituida por murallas altas
colmadas de almenas, torreones, matacanes Y estribos. Ahora, las murallas debían
ser más bajas para exponer menos área a las nuevas armas de pólvora, cañones,
fusiles, bombas, cuyos efectos en una muralla medieval eran devastadores.
Las murallas, entonces, empezaron a fabricarse con muros frontales gruesos
reforzados en piedra. Aparece la contramuralla y entre ésta Y la muralla se
construye el terraplén, encima del cual, a manera de adarbe, se ubica la plataforma.
Este sistema demostró su eficacia al conseguir que las partes vulnerables de una
fortificación pudieran ser cubiertas por otras, para que todos los puntos pudiesen
ser vistos unos desde otros.

2 MARCO DORTA, E.: Op, cit, p. 201.
3 MARCO DORTA, E.: Op. cit, anexo documentos: N/ 13, p. 200.
4 Idem.
5 ROJAS, C.: Tres Tratados de Fortificación y Milicia. Madrid, Biblioteca Cehopu. 1985.
ACOFI ● XXVIII Reunión Nacional “Las facultades de ingeniería y su aporte al desarrollo del país”. Septiembre 17 a 19 de 2008. Cartagena de Indias, Colombia. Ponencia preliminar a la visita técnica al Centro Histórico de Cartagena de Indias. Arquitecto Alfonso Rafael Cabrera Cruz.

El plan consistía, grosso moda, en reforzar la entrada a la bahía de Cartagena por la
ruta de Bocagrande, mandando construir sendos fuertes en los extremos de la boca,
uno en la parte sur de Bocagrande, en el sitio llamado Punta de los Icacos N, otro en
la parte norte de la isla de Carex (hoy Tierra Bomba). Con esto se lograría cruzar
fuegos en el canal de Bocacrande.

Del fuerte de Punta Icacos, no se conocen dibujos, ni quedó de él traza arqueológica
alguna ya que, por la geomorfología del sitio, el mar en distintas épocas lo barrió e
incluso ocupó su sitio por más de cien años, entre la primera mitad del siglo XVIII y
principios del XIX. Por informes escritos se sabe que este pequeño fuerte, hecho en
madera con trabeses a manera de baluartes y terraplenado con tierra y fajina, era de
traza cuadrada y alcanzaba ciento treinta pies de Castilla (43 metros
aproximadamente) porcada lado. Es de anotar que tuvo una corta vida, pues los
Nortes o grandes brisas usuales entre los meses de noviembre y febrero
contribuyeron a su desaparición por las razones anteriormente expuestas.
El segundo fuerte, el de Tierra Bomba, tendría que esperar la llegada del sobrino de
Bautista Antonelli: Cristóbal de Roda. Antes de su llegada, Antonelli efectuó
trabajos de mejora en el fuerte de Boquerón, los cuales consistieron en hacerle un
refuerzo general en la torre y cubierta. En el planteamiento táctico se respetaba una
batería construida en frente de este, en el sitio denominado La Caleta, para lograr el
cruce de fuegos y así proteger el acceso a la Bahía de las Ánimas o La Caleta.
También reforzó las baterías ya existentes en los sitios más peligrosos,
estratégicamente hablando, en la Avenida del Norte o Cruz Grande para cortar el
paso a los enemigos. Además, diseñó una nueva batería, en el caño de San Anastasio, que hasta finales del siglo XIX separaba al recinto poblado -hoy centro histórico- de la isla de Getsemaní.

La esencia del pensamiento de Antonelli se ve plasmada en la propuesta de defensa de la plaza, consistente en rodear la ciudad de una muralla real con todas las innovaciones del momento. En ella se destacan doce baluartes, con sus ángulos flanqueantes, ángulos fijantes, cortinas y seis puertas de acceso, flanqueados por
baluartes. Antonelli proyectó, además, tres revellines.

El ingeniero italiano retomó todas las fortificaciones ya erigidas y con ellas trató
de hacer una plaza fortificada inscrita en un polígono regular de doce lados. Al
tratar de acomodar su diseño y ajustarlo a las manzanas y calles existentes, el
resultado fue el de un polígono irregular, circunscrito a la ciudad.

Los planos de Antonelli sugieren la demolición de la fortaleza construida entre
1540 y 1550 por Fernández de Busto. El resto del osado diseño proponía construir
parte de la muralla y sus baluartes sobre la Plaza de los Jagüeyes o del Agua. Esto
era un inconveniente, pues exigía la demolición, total o parcial, de siete manzanas y
dejaba en el exterior y al descubierto otras cuatro del naciente barrio de Santo
Toribio. También se planteaba, por otro lado, rodear el frente norte de la Avenida de...

ACOFI ● XXVIII Reunión Nacional “Las facultades de ingeniería y su aporte al desarrollo del país”. Septiembre 17 a 19 de 2008. Cartagena de Indias, Colombia. Ponencia preliminar a la visita técnica al Centro Histórico de Cartagena de Indias. Arquitecto Alfonso Rafael Cabrera Cruz.

la Cruz Grande por un gran foso húmedo que conectara el caño de San Anastasio
con el mar abierto. Este foso estaría flanqueado por cuatro grandes baluartes con
sus orejones y plazas bajas y estaría antecedido por tres pequeños revellines, con
sus caminos cubiertos. Uno de ellos coincidiría con la Plaza de los jagüeyes, donde
estaría el puente durmiente y la puerta de acceso por tierra desde el norte. A una
distancia prudente del recinto, y aprovechando las trincheras, fuertes y/o baterías
existentes, cortó nuevamente el terreno en franjas estrechas, permitiendo la
comunicación entre el mar y la ciénaga del Ahorcado, por el norte, y la Caleta, por el
sur. Con la solución anterior rompería los dos istmos y formaría fosos húmedos de
más de veinticinco pies de ancho, logrando un auténtico cerrojo táctico.

Destacable además, en este ambicioso proyecto, era una estacada sobre la playa de la
Marina que uniría la trinchera de La Caleta con la del Ahorcado. La misma contaba
con diecisiete trabeses que, además de dificultara cercamientos indeseados,
protegerían la ciudad de cualquier sorpresa de desembarco por dicha playa. Esta
obra jamás se realizó. 

Toda esta insularidad deseable no sería posible sin el frente oeste sobre el caño de
San Anastasio, en donde la conexión con tierra estaba dada por un largo puente de
madera, el de San Francisco. Antonelli no estimó conveniente amurallar la isla de
Getsemaní porque no estaba habitada, sólo existían el convento y la huerta de San
Francisco, el matadero y algunas actividades sobre el sitio del futuro arsenal de
ciudad, donde florecería el arrabal. 

La isla de Getsemaní era el camino de paso hacia tierra firme. Un segundo puente de
madera conducía a las fincas del pie del cerro de San Lázaro y la Popa, por donde
entraban los basamentos. En este lugar, el ingeniero Francisco de Murga construiría
el revellín de la Media Luna o Puerta de Tierra. Existía en el corazón de la isla un sitio
de jagüeyes o pozos de agua que posteriormente sería la Plaza de la Santísima
Trinidad.

Observando el proyecto de Antonelli, podemos aseverar que sentó las bases de la
plaza fortificada hoy conocida. Naturalmente, sus sucesores efectuaron cambios en
la traza. Hubo dos proyectos posteriores diferentes, notan técnicos, que hicieron
entrever que el proyecto no podía ejecutarse en su totalidad. Sin embargo, hay en
todo caso muchísimos elementos coincidentes entre la traza del proyecto de
Antonelli y la ciudad efectivamente construida. 

Aunque el ingeniero no puso nombre a los baluartes, los que reseñó dentro de su
proyecto, coincidentes con los ejecutados, son: el baluarte de los Moros, cuya
ampliación y modificación es hoy el baluarte de San Ignacio. Da hacia La Caleta y era, a
la llegada de Antonelli, el muelle de salida o de llegada de mercancías. En él estaban
la Aguada del Rey y los almacenes de galera.
En el plano inicial, Antonelli ubicó en el sector del puente de San Francisco unos
muelles que en el futuro cercano se unirían en el de La Contaduría o de La Aduana. En
esta restitución de la Plaza Real se observa el puente de San Francisco y el acceso a...

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la Plaza de la Hierba, hoy de Los Coches. Se observan unos muros semicirculares con
volúmenes semejantes a troneras y merlones. Esta imagen es significativa para el
estudio de la historia urbana de la ciudad porque muestra la Plaza Real de planta
triangular y en dos lados de la misma los soportales o portales, como lo exigían las
normas.

El trabajo de construcción de las murallas se inicia con la construcción del
baluarte de San Felipe, hoy de Santo Domingo, y de los medios baluartes de Santiago y
de la Santa Cruz. Hay que hacer especial mención del hecho de que Cristóbal de Roda,
retornando el concepto de Antonellí, adelanta las fortificaciones hacia el norte y
construye las cortinas y los muros frontales de Santa Catalina y San Lucas, los
cuales resultaron tan esbeltos y de tan buena fábrica como Santo Domingo.

Otros Proyectos para Fortificar la Ciudad 

Proyecto del gobernador Pedro de Acuña de 1597 

El gobernador Pedro de Acuña elabora un segundo plan, en el que se detectan
algunos cambios respecto del proyecto Antonelli de 1586 y en el que sobresale el
primer plano general de la isla de Getsemaní, Los elementos destacados de esta
propuesta son:
a) La construcción de trece baluartes, sin ninguna protección exterior.
b) La inscripción de la plaza preestablecida en una figura más regular adquiriendo, la
ciudad, forma elíptica.
c) La incorporación, dentro del trazado, de todas las fortificaciones
Existentes a la fecha, aun cuando su forma no obedeciera a conceptos de la
poliorcética del momento.
d) La separación de siete manzanas para no desfigurar la traza pro-puesta.
e) La demolición de seis manzanas y la ampliación del recinto, con respecto del
proyecto de Antonelli, conservando la plaza de los jagüeyes.
f) La no fortificación de Getsemaní donde ya se destacan obras como el matadero y el
Convento de San Francisco.
g) La conformación definida del arsenal. Se destaca, en el centro de la isla, la
ubicación de la Plaza de los Pozos, hoy de la Santísima Trinidad.
h) La conservación del fuerte-trinchera del Ahorcado y La Caleta.
I) El planteamiento de una estacada con cuatro trabeses hacia el sector de la Marina.
J) La conservación del fuerte del Boquerón con su cadena en el estrecho de La
Caleta-Ánimas.

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En síntesis, este proyecto no se desvía de los conceptos básicos de Antonelli, aunque
carece del brillo ingenieril y táctico del mismo.

Proyecto de Luís Fajardo de 1599

Fajardo propone una plaza inscribiéndola en un polígono regular de ocho lados, en
el que, por un lado, la mitad norte queda dentro del concepto fortificación
permanentemente abaluartada, con jerarquización del foso húmedo como estrategia
esencial, imitando a las ciudades holandesas. Por otro lado, la parte sur del
proyecto carece de sobriedad. Este provecto implicaba:
a) Construcción de cinco grandes baluartes con orejones y una cortina quebrada.
b) Construcción de un enorme foso húmedo protegiendo los cinco baluartes y
conectando el Caño de San Anastasio con La Caleta.
c) Fortificación de Getsemaní como recinto independiente y separado con una cortina
quebrada en forma de sierra con cinco trabeses.
d) Demolición de todas las manzanas externas al recinto y su tentativa reubicación en
Getsemaní.
El proyecto de Fajardo mantiene como criterio común con los de Antonelli (1594) y
Acuña (1597) los siguientes aspectos:
1. La trinchera avanzada en La Caleta en el sur y la trinchera del Ahorcado al norte,
respetando dichas fortificaciones.
2. Demolición de las fortificaciones existentes en la plaza, los cubos y tambores que
dan a la Plaza Real.
Cabe destacar que éste es el punto de partida de la fortificación de Getsemaní, que va
empezaba a consolidarse como barrio, por la inconveniencia de dejar a una gran parte
de la población expuesta al fuego enemigo.
La ciudad estaba lista para comenzar una de las épocas más brillantes
de su fortificación gracias a la llegada de uno de los más ilustres ingenieros
militares. 

El momento de Cristóbal de Roda (1602-1631) 

En años anteriores a la llegada de Roda, el gobernador Pedro de Acuña había
levantado la muralla y trabeses en la playa de la Marina aunque, al parecer, sin la
técnica ni los materiales adecuados, pues los Nortes o mares de levas, de noviembre a
febrero, la arruinaron o derribaron, con relativa facilidad

A su llegada, Roda la rehace y, no sólo este, sino los otros, trabajos que realiza en
la ciudad, los construye basándose en los diseños de Bautista Antonelli. Su obra fue...

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expandir el recinto hacia el lado norte y levantar la cortina perimetral y baluartes sin terraplén, ni contramuralla, que conformaban los barrios de Santo Toribio, San Sebastián, La Catedral Y La Merced.

Si a Antonelli le debemos el diseño de la plaza fortificada, a Cristóbal de Roda le debemos su construcción y la ampliación de la muralla, respetando la filosofía y el concepto básico del primero.

Roda comenzó en 1602 a levantar, las caras de todos los baluartes y las cortinas,
con sus estribos y refuerzos, como lo indicaban las reglas. Aún antes de morir en
1631, el alcanzó a ver completamente terminados, el baluarte de San Felipe, la Cruz,
Santiago y en etapas finales, los de Santa Catalina y San Lucas.

Dejó la cortina sin contramuralla, ni terraplén, de los baluartes de los Moros (San
Ignacio) y de los Cestones ( San Francisco Javier); los ya demolidos y vueltos a
construir de la Merced, Santa Clara y Ballestas, estos últimos arrasados por el
mar de leva; y de los de San Pablo, San Andrés y San Juan Evangelista, demolidos en
este siglo. 

Como se dijo anteriormente, la traza de Antonelli proyectó doce baluartes, pero las
necesidades de la ciudad exigieron la construcción de tres más, los cuales fueron
diseñados por Roda, quien alcanza a construir catorce. Frente de la plaza San Felipe - Santo Domingo, La Cruz y Santiago

Es una obra magistral, ya que está construido dentro del más puro concepto de la
escuela italiana. En él, el Baluarte de San Felipe – Santo Domingo es protagonista
con su figura simétrica, cuyos ángulos se generan en una plaza fuerte de cinco lados.
Consta de dos caras, dos flancos con sus ángulos, dos orejones, dos ángulos
fijantes y dos plazas bajas, o casamatas, que se corresponden con cada flanco, y de
donde salían cuatro cañones. Dichas plazas bajas fueron clausuradas en el siglo
XVIII por Juan de Herrera y Sotomayor, por no estar construidas con bóvedas
antibombas. 

Los baluartes construidos por Roda cuentan con entre nueve y doce hileras de
sillares, construidos con la más dura piedra coralina. Tienen, además, parapeto a
barbeta, al cual después se le practicarían pequeñas aberturas o troneras. En los
ángulos capitales de los baluartes, Roda propone la construcción de un garitón; la
rampa de acceso las ubica a los costados o en la gola. Similares características
tendrían los semibaluartes de Santiago Y la Cruz", 'con una plaza baja, una rampa
lateral, un garitón, parapeto corrido y una tronera para cañones pedreros. 


 En mayo de 1993 fue presentado el hallazgo arqueológico de las mismas en el marco del Concurso Público de Ideas para la Rehabilitación del Patrimonio Cultural de las
murallas de Cartagena de indias y su Area de Influencia. Organizado por la Sociedad Estatal V Centenario. Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), Comisión
V Centenario, Fondo de Inmuebles Nacionales, Ministerio de Obras Públicas y Transporte (MOPT), Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias, Sociedad Colombiana de
Arquitectos (SCA). La propuesta ganadora del tercer premio, presentada por los arquitectos Augusto Martínez, Rosemary Martelo, Gonzalo Zúñiga y Alfonso Cabrera, mostró los testigos de las casamatas, troneras y antiguas puertas del baluarte de Santo Domingo, Santiago, Santa catalina y San Lucas. Se puede afirmar que de todos los elementos de ambos frentes de plaza están sus testigos arqueológicos...

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baluarte de Santiago como el de Santo Domingo cubrían la antigua Puerta de San Felipe o Puerta del Sol. Las tres bóvedas simples de ésta daban al muelle de La Caleta y a otro muelle que estaba ubicado en frente de ella. Cabe agregar que ésta, que es
una de las más antiguas puertas de la ciudad, no daba con el eje central de la cortina
sino, como característica de la misma, se adosaba al orejón del baluarte o flanco
derecho de Santo Domingo. De esta puerta y de la de acceso a una de las tres bóvedas
se conservan las dovelas y los sillares laterales.

La ubicación de las bóvedas de la puerta fueron desestimadas por peligrosas por Juan
de Herrera, ya que quedaban expuestas al frente de campaña y por allí era fácil abrir
brecha. Herrera rellenó las bóvedas y agregó una nueva cara de sillares que aún hoy
es notable. Las bóvedas Y un aljibe fueron trasladados a un flanco menos vulnerable
de baluarte. En el nuevo sitio se construyeron con las características de bóveda
antibombas.

El semibaluarte de la Cruz ha corrido similar suerte que los baluartes asolados por
6 condiciones cismáticas de mediados del siglo XVIII. Lo destruyeron parcialmente y ya
no se le aprecia ni su imponente altura original, ni sus troneras, ni el acceso a la
casamata. Sin embargo, queda para la posteridad la base de una cruz que era el
símbolo del Baluarte. En cuanto al semibaluarte de Santiago, cabe anotar que el
espacio antes ocupado por la bóveda de acceso a la casamata hoy es una salida para
vehículos del centro histórico.  

Frente de la Plaza del Norte: Santa Catalina y San Lucas

Al analizar la obra de Antonelli y Roda y compararla con los gráficos teóricos de
Cristóbal de Rojas, podemos llegar a dos conclusiones sobre el frente de la plaza
compuesto por los baluartes de Santa Catalina Y San Lucas. Primero, que las
proporciones de dicho frente están por debajo de las indicadas en el sistema antiguo.
El frente es una versión acomodada entre los sistemas moderno e intermedio de
fortificación. Segundo, que las proporciones de las caras y flancos de estos dos
baluartes son todavía menores, sin duda acomodándose al ancho de dicho frente,
entre el Mar Caribe y la ciénaga del Ahorcado. Con todo, este frente de plaza es más
alto que Santo Domingo. La gran semejanza entre los dibujos de Cristóbal de Rojas y
los de Antonelli y Roda permite afirmar que éstos se apoyaron en los tratados del
primero.

Por otro lado, aunque Santa Catalina y San Lucas tuvieron una génesis similar, aquel
tuvo una historia bastante agitada, pues fue casi destruido a finales del siglo XVIII en
la visita que hiciera el barón de Pointis a la ciudad, quien lo bombardeó y arrasó su
plaza baja. Los destrozos permanecieron sin tocar hasta la llegada de Herrera y
Sotomayor, a principios del siglo XVIII, quien se encargó de terraplenarlo. Así fueron
encontradas en los trabajos de la Sociedad de Mejoras Públicas, realizados en 1996.
Sin embargo, quedó sin clausurar la bóveda de acceso para la puerta de socorro o
salida exterior. Otro de los misterios por esclarecer es la aparición de la puerta que
llamamos puerta vieja de Santa Catalina, de la cual aparecen claramente todos sus
elementos, dove6 y sillares. Esta puerta, propuesta por Antonelli y que aparece en
algunos planos posteriores de la ciudad, pudo tener un valor de servicios en obra, y..

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 después quedar desestimada. Queda entonces por verificar lo sucedido con este acceso. La Puerta que la reemplazó está ubicada al lado izquierdo de San Lucas en lo que hoy se conoce como Puerta de Santa Catalina.

Otras Obras de Roda

Realiza Roda en las dos primeras décadas del siglo XVII, una obra de alta significación
para él, la plataforma de Santángel. Cuando llega a la ciudad Jerónimo Zuazo
construye la batería Santangeli en la punta de la Isla de Carex hoy Tierrabomba, que
serviría, para cruzar fuegos con el fuerte de Punta Icacos

En ese momento, la Bocagrande tenía poco menos de 1.500 metros de longitud, el
ancho justo para el mejor cañón de la época, que disparaba balas de 30 libras a una
distancia cercana a los 800 metros. Así que, con los dos fuegos, había alguna
posibilidad para hacerle daño al enemigo. Pero, en verdad, no resultó efectiva. Viendo
esto, Roda acude a otro de sus modelos y copia el proyecto realizado por él en la Isla
Perico7. Dicho plano es aprobado el 30 de noviembre de 1678.
La traza para esta batería tiene forma de estrella con nueve bóvedas para cuarteles,
un aljibe, una batería inferior o baja para diez cañones, parapetos a barbeta, rampa de
acceso y plataforma superior, a manera de baluarte, con cuatro cañones para
proteger la espalda. En el ángulo capital estaba ubicada la garita. Por las
descripciones de Roda estaba aislado de la tierra; Roda insistía tanto en este modelo
que lo propuso para el otro lado de Bocagrande e incluso, también, para Bocachica.
Tenía, al parecer, tanta confianza en él, que proyectó cuatro y ejecutó en Cartagena
el Santángel; la batería fue desmontada de¡ sitio diez años después y con sus
materiales se contribuyó a la construcción de uno de los castillos más importantes
que hubo en Cartagena, el de Santa Cruz de Castillo Grande. 

Esta primera gran etapa ordenada de fortificación de la ciudad deja sus bases
imperecederas para la continuación del proyecto de fortificación de una segunda
fase organizada con influencia de la escuela de Flandes. Le tocó este relevo a
Francisco de Murga y al no menos conocido hijo de Antonelli, Juan Bautista el mozo, quien siguiera la obra de su padre y suprimo Roda, para beneficio de Cartagena. 

Teniendo en cuenta que en 300 años de colonia se realizaron más de ciento cincuenta
construcciones, entre fuertes, castillos, trincheras, torre-fuertes, casa-fuertes,
baluartes, revellines, cortinas, baterías, aduanillas, trabeses, tendales de artillería,
parque de las fortificaciones , campamentos, glasis, espigones, tenazas, minas
,contraminas, puertas, diques, escolleras y canales, se puede decir que el trabajo de
esta primera etapa no sólo fue arduo, sino fructífero, pues en sesenta años se
llevaron a cabo treinta construcciones.

7 AGI M y P, Panamá, Santa Fé, Quito 33.
8 AGI M y P, Panamá 32.
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Algunas fortificaciones de este período, desaparecidas para siempre, fueron El
Boquerón, La Caleta, la Trinchera del Ahorcado, Punta Icacos, Santángel, San
Matías, La Fortaleza de Heredia, los Cubos de Vargas, la primera cortina de murallas,
los baluartes de los Cestones y de los Moros, el de San Andrés y San Juan
Evangelista. Nos quedan los mejores ejemplares con las huellas de los aportes de
otros períodos, los baluartes, con sus cortinas, de Santa Catalina, San Lucas, Santo
Domingo, Santiago, la Cruz y las cortinas entre los baluartes de San Pedro y San
Juan Evangelista. Los muros heroicos de la ciudad, ad portas del siglo XXI, aún
pronuncian los nombres de sus autores Felipe II, Espanochi, B. Antonelli y Roda.
Breve Análisis Comparativo de las Obras Realizadas en el Caribe por Bautista Antonellí y Cristóbal de Roda 

Existe una gran semejanza entre cuatro de las más importantes fortificaciones, en las que de una u otra forma Antonelli y Roda tuvieron algo que ver. Esas fortificaciones son:
1. Castillo de los tres Reyes del Morro, La Habana. En 1589, Antonelli realiza los
diseños y emprende la construcción con ayuda de Roda, y en1594 dirige los trabajos
de terminación del mismo.
2. Fortaleza de San Felipe del Morro, San Juan de Puerto Rico. En1589, Antonelli
emprende el diseño y las obras, y en 1591 Pedro Salazar continúa la construcción.
3. Frente de Plaza de la Avenida del Norte o Cruz Grande, Baluartes de Santa
Catalina y San Lucas, Cartagena de Indias. Diseñado por Bautista Antonelli y
realizado por Cristóbal de Roda desde 1602 hasta 1630.
4. Fortaleza de Santiago de Araya, Península de Araya, Cumaná, Venezuela. Diseñado
por Antonelli en 1602 y ejecutado por Roda hasta 1622. Al superponer las cuatro
plantas, las coincidencias de forma son notables. Las cuatro fortificaciones tienen
en común los siguientes elementos:
a) Forma- de hornabeque en el frente de plaza, hacia el sitio más peligroso.
b) Semibaluartes con plazas bajas o casamatas para flanquear el frente.
c) Foso húmedo o seco según el sitio.
d) Frente de plaza con puerta de acceso por la cortina, excepto en Araya Venezuela.



Bibliografía
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CABRERA, SAMUDIO, TORRES, MARTELO, CATALÁ, PIÑÓN, “Cartagena pasado presente y futuro”,
Editorial: Universidad Politécnica de Valencia, España, 2.003.
CABRERA CRUZ, ALFONSO RAFAEL Y OTROS AUTORES, “Felipe II y el arte de su tiempo ”,
Argentaria, Madrid. 1997.
ACOFI ● XXVIII Reunión Nacional “Las facultades de ingeniería y su aporte al desarrollo del
país”. Septiembre 17 a 19 de 2008. Cartagena de Indias, Colombia. Ponencia preliminar a la visita
técnica al Centro Histórico de Cartagena de Indias. Arquitecto Alfonso Rafael Cabrera Cruz.
CABRERA CRUZ, ALFONSO RAFAEL , “una luz que brilla desde el pasado”, conferencia inédita,
Cartagena. 2007.
GUTIÉRREZ, R. y Esteras, C.: Territorio y Fortificación (Vauban, Fernández Medrano, Ignacio Sala
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Ediciones Tuero, 1991.
LAMAITRE, E.: Historia General ¿L- Cartagena, Bogotá, Banco de la República, Bogotá, I y II.
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MARCO DORTA, E.: Cartagena de Indias la Ciudad y sus Monumentos, Sevilla, 1951.
PAOLINI, R.: El Caribe fortificado, Bogotá, Escala, Uniandes, 1994.
ROJAS, C.: Tres tratados de fortificación y milicia, Madrid, Biblioteca Cehopu,1985.
ROJAS, C.: Teórica y práctica de fortificaciones, conforme a los medios y defensa de estos
tiempos, repartida en tres partes, Madrid, 1598.
TORRES SARABIA, LUZ AMPARO, MEDRANO ALFARO .CLAUDIA., PUERTA NAZLLI, “Obras de
ingeniería militar en Cartagena de indias”, tesis de grado, Universidad Jorge Tadeo Lozano, 1997
ZAPATERO, J. M.: La fortificación abaluartada en América, San Juan de Puerto Rico, Instituto de
Cultura Puertorriqueña, 1978.
ZAPATERO, J. M.: Historia de las fortificaciones de Cartagena de Indias, Madrid, Ediciones
Cultura Hispánica del Centro Iberoamericano de Cooperación y Dirección General de
Relaciones Culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores, 1979.
ZAPATERO, J. M.: Fortificaciones de Cartagena de Indias (Estudio Asesor para la Restauración,
Banco Cafetero), Madrid, 1969.
*arquitecto restaurador
“ALFONSO RAFAEL CABRERA CRUZ”
autor en investigaciones sobre la evolución urbana , sistemas y técnicas antiguas de
construcción de obras civiles, militares, religiosas e hidráulicas, de la ciudad
realizada durante casi tres lustros, que han contado con el apoyo académico de
instituciones Universitarias Nacionales e Internacionales son algunas de ellas, la
Universidad Politécnica de Valencia España, Universidad Autónoma de Madrid,
Universidad Granada, Universidad de las Palmas de Gran Canaria, Pontificia
ACOFI ● XXVIII Reunión Nacional “Las facultades de ingeniería y su aporte al desarrollo del
país”. Septiembre 17 a 19 de 2008. Cartagena de Indias, Colombia. Ponencia preliminar a la visita técnica al Centro Histórico de Cartagena de Indias. Arquitecto Alfonso Rafael Cabrera Cruz. Universidad Javeriana, Bogotá, Universidad Jorge Tadeo Lozano Seccional del Caribe y Corporación Universitaria Rafael Núñez las dos anteriores radicadas en la Ciudad de Cartagena, no podemos dejar de mencionar la experiencia lograda durante los más de tres años de restauración de las Estructuras Arquitectónicas de la Bahía en Cartagena de Indias ( 1992-1995), realizada con una elite de arquitectos locales del Consorcio Civilco Alberto Samudio y Cía. Ltda., obra que ordenara en su momento la Subdirección de Monumentos Nacionales, del Instituto Nacional de Vías.. Estas obras
sin duda, fueron el punto de inflexión entre la práctica de la restauración empírica y
la científica en Cartagena de Indias, donde en los anteriores 20 años se hicieron
notables ejercicios de investigación y de restauración de mencionar el apoyo por
parte de la Fundación Parque Histórico De La Isla De Carex, PARCAREX, en la que SE ejerció la presidencia de la misma durante 4 años y como jefe de la división de
patrimonio DEL INSTITUTO DE PATRIMONIO Y CULTURA CARTAGENA IPCC. Durante cuatro años..
i Cabrera, Alfonso. “una luz que brilla desde el pasado”, conferencia inédita, Cartagena. 2007.


nota: FRANCIS DRAKE TOMADO DE BIOGRAFÍAS Y VIDAS SITIO WEBB.
Sir Francis Drake
(Devonshire, actual Reino Unido, 1540-Portobelo, Panamá, 1596) Navegante y explorador inglés. Ingresó muy joven en la marina y se adiestró con el capitán John Hawkins. En 1572 dirigió una expedición contra los puertos españoles del Caribe. En este viaje, durante el cual divisó por primera vez el océano Pacífico, saqueó el puerto de Nombre de Dios, en Panamá, y la ciudad de Cartagena de Indias, en Colombia, y regresó a su patria con un cargamento de plata española.

Francis Drake
La reina Isabel I de Inglaterra no tardó en encomendarle una nueva expedición secreta contra las colonias españolas del Pacífico. Zarpó en 1577 al mando de cinco barcos y más de un centenar de hombres. Cruzó el Atlántico, llegó al Río de la Plata y más tarde al estrecho de Magallanes. En 1579 reemprendió el viaje de vuelta por el Pacífico, pero se dirigió hacia el oeste; llegó a las Molucas, después a Java y Célebes, en Indonesia, y dobló el extremo meridional de África. Arribó en 1580 a Inglaterra, donde fue recibido triunfalmente y aclamado como el primer inglés que había circunnavegado el mundo (con anterioridad, sólo Juan Sebastián Elcano había podido llevar a cabo tal hazaña). 


Drake, portador de especias y tesoros saqueados a los españoles, recibió de manos de la reina Isabel I el título de sir en una ceremonia celebrada a bordo del Golden Hind. También se le llegó a nombrar alcalde en 1581 y fue miembro del Parlamento en 1584 y 1585.En este mismo año partió de nuevo hacia las Indias Occidentales con el mismo fin de su viaje anterior. Atacó, entre otras, la colonia española de San Agustín (hoy Florida) y fundó el primer asentamiento inglés del Nuevo Mundo, en la isla de Roanoke (a la altura de Carolina del Norte). La tradición atribuye a Drake la introducción del tabaco en Inglaterra, precisamente al regreso de este último viaje.
En 1587, la guerra entre España e Inglaterra ya era inevitable, e Isabel I le encargó una nueva misión: destruir la flota española surta en el puerto de Cádiz, operación que culminó con éxito. Luego, participó en calidad de vicealmirante en la batalla naval en que en 1589 los ingleses dispersaron la Armada Invencible de Felipe II, aunque no logró aniquilar la formidable escuadra enemiga, como era su objetivo. Tras esta victoria, regresó a la ciudad de Plymouth y a su escaño en el Parlamento. En 1595 emprendió un último viaje a las Indias Occidentales por mandato de la reina, pero esta expedición contra los españoles resultó un fracaso y Drake falleció en el Caribe a consecuencia de una disentería.
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